
Desde 2020. Meditaciones son pinturas que invitan a la reflexión. No hay búsqueda de la belleza sino de abstracción espiritual. Transmitir emociones, sin la intermediación de una figura, una escena, una historia. El color se libera del contexto objetivo y se convierte en el sujeto en sí mismo. Se busca la espontaneidad, la libertad de ejecución, la inspiración. Las Meditaciones suceden a las improvisaciones.

Desde 2018. Un desencadenante. Se desvelan en las improvisaciones, destellos de otras pinturas. Cómo versiones resumidas de otros cuadros. Afloran personajes pictóricos venerados. Ya no me avergüenza introducir esas figuraciones históricas conscientemente, apropiarme de algún espíritu visible o invisible, de hacer metapintura. Para mí es un tributo al que voy regresando.

A partir de 2013. La pintura en libertad, la improvisación libre, sin bocetos, sin acuerdos previos. Comienza y acaba en la pieza misma. Me gusta explorar, descubrir nuevos caminos. El color primario poco mezclado, la elaboración del óleo, son parte de la construcción inherente de la obra y de su reflexión. El punto de partida ahora es una mancha, en otro momento un trazo. Un impulso…

2007-2013 Son pinturas que trabajo en el taller, que surgen de mis experiencias del natural. Me acerco a la naturaleza y esto me sirve para detenerme y contemplar, para discernir la línea interna de las cosas. Se desdibuja la distinción entre figuración y abstracción.

1997-2007. Comienzo a pintar del natural a finales de los noventa. Siento la necesidad de acercarme a la naturaleza, “de captar los alientos que animan todas las cosas”. De pintar, de aprehender de la fugacidad, de entrenar la espontaneidad. Contemplar y ejecutar rápidamente. Era más importante la acción de pintar que el resultado. Todas las pinturas son trabajadas in situ, sin correcciones posteriores.